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1.- Costa Rica – Las prescripciones en procesos de cobro judicial. Breve preámbulo histórico y algunos dardos venenosos.
En el año 2020, específicamente, en el mes de febrero, […]
En el año 2020, específicamente, en el mes de febrero, en todo el planeta se difundió la noticia de virus del COVID. Una locura. Ya todos sabemos lo que se anunció. El resto, es historia.
Sin embargo, uno de los aspectos que más afectó a millones de personas en el mundo, fue, entre muchas situaciones adicionales y afectaciones colaterales, el cierre de miles de negocios, despidos masivos, salarios que nunca llegaron a recibirse, proveedores que nunca recibieron su retribución por un servicio prestado y mucho más.
¿Los afectados? En su gran mayoría, personas, individuos de estratos sociales bajos o medios, empleados de planta, restaurantes, fábricas, vendedores, empleadas domésticas, en fin, los sectores mas débiles. La cadena alimenticia siempre se rige en una jerarquía natural. El fuerte devora al mas débil. Parte del ciclo que debe cumplirse. ¿Y qué tiene que ver todo esto, con aspectos judiciales de fondo, relacionados a las prescripciones de cobros judiciales?
Muy sencillo. Esas personas, siempre tuvieron empeñados sus negocios, sus enseres, sus vacaciones familiares, su vida superficial y de supervivencia, con los bancos, cooperativas, financieras y si, algunas garroteras muy conocidas en nuestro país.
Siendo así, el COVID fue un detonante y un desencadenante a niveles nunca antes vistos, de la desesperación y la frustración de las personas. Negación, temor, ansiedad, terror…
Si, terror, miedo, frustración por tener que perder todo lo que se ha forjado, dándose cuenta que, lo real, destruye la irrealidad de un estilo de vida ficticio, falso, engañoso. Un estilo de vida cuyas bases provienen de un préstamo, de una cuota a pagar, de intereses hasta cierto grado, fraudulentos, lesivos, asesinos del sueño y de los sueños personales.
Un sistema que se ha empeñado en hacer creer que pastorea ovejas y que las lleva a pastos delicados, pero no, las lleva a un despeñadero sin fondo, en donde la muerte del alma está asegurada ante el mínimo descuido. Ante el no pago de una sola cuota del préstamo.
Este sistema ha coloreado su publicidad haciendo creer al pobre rebaño que pedir dinero prestado es la salida a sus problemas. La cura a sus vacíos internos.
Préstamos para pagar comida, viajes de vacaciones ficticias, juguetes tecnológicos destinados a presumir, caprichos de vestimenta, para aparentar.
En algunos casos, se dan préstamos para enviar a un o una joven a estudiar una carrera profesional. Seis o siete años de estudios, y cuando se recibe el título, se adeuda dos o tres veces lo invertido. El nuevo profesional ejercerá su vocación, siendo un esclavo del sistema.
Carros “inteligentes”, celulares de última tecnología (con tanto poder de software) que es risible que un ama de casa tenga un aparato de esos en sus manos. Nada más pintemos mentalmente, una escena de un individuo que trabaja, por ejemplo, en una labor de oficinista, sentado en un escritorio todo un día, con un celular que, a precio de contado, tendría un valor de quinientos mil colones, pero al crédito, le costará tres veces más.
Consolas de videojuegos, maquillaje, visitas a bares, ropa deportiva, y acá podríamos seguir mil horas más, desmenuzando por cientos, los objetos que llenan la psiquis y la baja autoestima de millones de personas en nuestro planeta.
Si utilizáramos una analogía religiosa, muchos asegurarían que pedir prestado es cosa del diablo o de alguna entidad pecaminosa que hunde las mentes y el alma hasta llevarlos a un infinito dolor.
Otros, al contrario, como en toda discusión fanatizada, dirán que, vivir al crédito, nos permite manejar mejor nuestro capital y que gracias a “dios” tenemos el control y usamos el dinero ajeno a nuestra conveniencia.
Malas noticias. El dinero no tiene colores blancos ni tampoco colores negros. El dinero es un medio. Un camino como cualquier otro camino. Una herramienta. Si se utiliza bien, dará buenos resultados. Si se utiliza mal, nada bueno sucederá.
Es ahí, donde lo sucedido con el COVID tomó por sorpresa a millones de personas, que tenían su seguridad puesta en un dinero que no les pertenece. En un estilo de vida falso. En una matrix. En un universo alterno, en donde sus vidas son dirigidas por el banco, por la garrotera, nunca por ellos mismos.
Este blog no pretende evangelizar a nadie en aspectos económicos. Pero es claro, es ineludible, que el despertar fue rudo, doloroso.
En nuestro despacho, se dispararon las llamadas por cientos al día, de personas que, desesperadas comenzaron a buscar una salida un mes después de los confinamientos por el COVID.
A los bancos nunca les importó si se habían quedado sin empleo, si habían perdido sus cafeterías, sodas, panaderías o cualquier emprendimiento personal o familiar.
Los bancos y garroteras, solo esperaron un par de meses y comenzaron a presionar a esas personas. Si, personas. Presionándolos para que pagaran sus mensualidades sin misericordia alguna.
En algunos casos los “ayudaron” con arreglos de pago. Si. El banco buen samaritano, cedió una cura temporal, para un sangrado en una herida a punto de gangrenar. Esos bancos, sabían que, el deudor ante la desesperación y el dolor, acepta lo que sea, para aumentar su cuota de esclavitud.
Intereses acumulados, amenazas de desahucios, anotaciones masivas en reportes de crédito, manchas, llamadas amenazantes. Acoso telefónico. Llamadas a los trabajos de algunos. Acoso a los familiares. ¿Quieren que siga enumerando, el vulgar comportamiento de esas instituciones y de algunas garroteras, al presionar a sus clientes? Un comportamiento vergonzoso. Es el lobo que supuestamente pastoreaba a sus ovejitas – ¿recuerdan esa analogía? – pero que ahora, cual depredador rapaz, alistaba sus garras para maltratar a sus propios clientes, aquellos que le dan de comer a miles de funcionarios públicos con el pago de intereses abusivos.
Este es el preámbulo de una historia que logró que en nuestra empresa pudiésemos ir educando a quienes confían en nosotros, a comprender que el lobo no es el que manda.
- Que existen derechos para los deudores. Que nadie puede ser apresado por deberle a Beto o por no pagar la licuadora que con gran esfuerzo sacó a crédito con el simpático gallo amarillo.
- Que el OIJ no va a llegar a cobrar. Que no existe cobro de parte de la policía, pues no es función de ellos cobrar nada.
- Que existen notarios mafiosos y corruptos, que utilizan la fe pública y sagrada, para agregar a los expedientes, falsas notificaciones, y así evitar la prescripción de los casos.
- Que el Poder Judicial puede tardar años en resolver una deuda de quinientos mil colones, cuando es el deudor el que se defiende. Pero que el acreedor interpone una demanda, y en un mes tiene el favor de los tribunales para que el caso sea formalizado.
- Que existen abogados que trabajan por vocación. Y que existen abogados que se dedican a engañar a lo ya atribulados deudores.
- Que se pueden borrar las manchas crediticias, acorde a la ley. No hay otra manera.
- Que no es un pecado, ni un delito deber dinero. Cada caso es un caso diferente. Existen clientes con necesidades que no pudieron satisfacer, por diferentes circunstancias. También existen estafadores que se valen de los créditos para estafar a las empresas o bancos que les han dado el dinero en confianza. De los dos tipos de deudores existen, claro que sí.
- Que nuestro código civil, en sus artículos, dispone del derecho de los deudores a solicitar la prescripción de una deuda, si el acreedor (quien le prestó) no logra tramitar en forma expedita, legal y a tiempo, el cobro de la deuda.
- Que el deudor puede solicitar en algún momento procesal, la devolución del dinero que le han quitado o embargado. Muchos de esos dineros, el Banco de Costa Rica los maneja por años. Y cuando el deudor llega a retirarlo, no le pagan ni un colón en intereses. ¿Absurdo, no? Una estafa más del sistema, hacia sus clientes.
- Que la solicitud de las prescripciones no es automática. Se debe solicitar, por medio de abogado, dicha figura legal ante el juez. No es cierto que, las deudas prescriban por si solas. Se debe pelear ese derecho en los tribunales correspondientes.
- Que no existe gigante invencible. Nosotros en LB Grupo Asesor, hemos ganado casos a todos los acreedores en Costa Rica. Ninguno de ellos se ha salvado de nuestra mano diligente y efectiva. Al día de hoy, 15 de abril de 2024 y desde que inició la pandemia hace cuatro años, hemos ganado mas de doscientos casos, exonerando a nuestros clientes de pagar casi un millón de dólares, un equivalente cercano a los quinientos cincuenta millones de colones. Un logro nada despreciable. David poniendo la piedra en la frente de un gigantesco sistema usurero y esclavizante.
Hoy, 15 de abril de 2024, entramos en la etapa de alimentar nuestro blog. Un blog que siempre dispondrá de su espacio, para educar, guiar, trascender, pero ante todo, liberar. Liberar a todos aquellos que buscan justicia, crecer, dejar la esclavitud, ser libres para poder caminar con la cabeza erguida, sin que nadie les tenga que decir que deben nada. Todas las semanas expondremos un tema de crecimiento, nada teórico. Temas vivenciales, nada inventado, nada que se asemeje ni por asomo, arrodillarse ante el sistema.
Acompáñenos en este viaje. No se arrepentirá.
“No somos esclavos, somos reyes y la corona se lleva con la cabeza en alto”
Luis Badilla
CEO Ejecutivo
LB Grupo Asesor / Onyx Asesores Jurídicos
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Escrito por: lbgrupoasesor
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